El domingo pasado estuvimos en el XXXIII cros de Vic que este año además acogía el Campeonato de Catalunya de Veteranos.
El circuito no es muy rápido pero el terreno es perfecto: césped y muy pocos tramos de tierra, ideal para correr con clavos. De hecho, fue casi obligado correr con ellos, estaba todo helado; justo antes de parar el coche el termómetro marcaba un grado bajo cero.
El recorrido son 6.160 metros repartidos en cuatro vueltas: una al circuito pequeño y tres al grande, dibujados en una explanada en subida y con pocas zonas llanas. En la vuelta grande se llega hasta el punto más bajo del circuito y de ahí hasta el punto más alto es una subida de esas matadoras, no muy pronunciada pero contínua y larga.
La carrera en sí para mí no tuvo mucha historia. Salí conservador con la intención de ir progresando pero no pude hacer un cambio hasta la mitad de la última vuelta; me sentí como si tuviera una marcha más pero no pudiera engranarla. Durante toda la prueba fui perdiendo posiciones excepto al final que de alguna manera pude sobreponerme y remontar un poco.
El resultado nada extraordinario, 24:40, posición 33 de 43 de mi categoría.
Está claro que estoy en un valle de forma, por lo menos compitiendo; en los entrenamientos sigo en mi línea.
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